Las plantas se pueden considerar como fábricas que utilizan los elementos puestos a su disposición y los transforman, a través de la energía solar, en productos aprovechables por el hombre.
La vida de una planta está sometida a la influencia de tres factores: La atmósfera, el suelo y el árbol o planta. El suelo, por su disponibilidad de elementos nutritivos; el árbol o planta por las necesidades alimenticias que tiene y la atmósfera por la acción que ejerce sobre los dos primeros.
Los elementos esenciales que necesitan las plantas para poder desarrollar su actividad y completar su ciclo son:
- El carbono (C) y el oxígeno (O) que son tomados del aire, y el hidrógeno (H) que es tomado del agua por la planta.
- Los macroelementos, llamados así porque son requeridos en cantidades relativamente grandes. Estos son el nitrógeno (N), fósforo (P), potasio (K) , calcio (Ca), magnesio (Mg) y el azufre (S).
- Y los microelementos, cuyo nombre deriva del hecho que la planta los necesita en cantidades muy pequeñas. Entre ellos se encuentran el boro (B), cobalto (Co), cobre (Cu), fierro (Fe), manganeso (Mn), molibdeno (Mo) y zinc (Zn).
- También es muy importante la riqueza en materia orgánica o humus del suelo, por lo que es muy importante mantener un nivel óptimo.
Todos los elementos son importantes e imprescindibles para el buen desarrollo de las plantas.
Los fertilizantes se identifican, además del nombre comercial, por la riqueza de sus contenidos en macroelementos y dispuestos en el mismo orden: N-nitrógeno, P-fósforo, K-potasio y Mg-magnesio, resumido en N-P-K-Mg. Por lo tanto, cuando se dice de un abono que posee una riqueza de 5-8-12-2, quiere decir que esta es de 5% de N, 8% de P, 12% de K y 2% de Mg, expresado siempre por el símbolo químico y el porcentaje que lleva en forma de número a continuación. Igualmente se expresa el contenido en microelementos.
Influencia de los elementos nutritivos sobre las plantas
Nitrógeno (n).- Es un elemento de energía que actúa sobre las raíces de las plantas y aumenta su desarrollo. Actúa también sobre el follaje, que gracias a él es más abundante, de un verde más intenso y las hojas asimilan más sustancias. Todo ello activa la formación del tronco o del tallo.
La falta de Nitrógeno produce síntomas negativos en toda la planta: las hojas son pequeñas, el color es verde pálido y el crecimiento es reducido.
Fosforo (P).- Activa la deshidratación de los brotes, para protegerlos de las bajas temperaturas; favorece la formación de las flores y la del polen. Activa la floración y la maduración, desarrolla el perfume y favorece la conservación de la fruta.
La carencia de este elemento hace que las hojas sean pequeñas y que los brotes jóvenes muestren una coloración púrpura.
Potasio (K).- Juega un papel análogo al fósforo. Favorece la formación de azúcares y de la materia colorante, contribuyendo a neutralizar la acidez de los frutos, que adquieren así más peso, mejor sabor y una mejor presentación. Además confiere la planta resistencia frente a las enfermedades.
Los síntomas de una carencia de potasio aparecen en las hojas viejas, que se doblan hacia arriba y son más pequeñas de lo normal.
El Magnesio (Mg).- Es considerado como elemento imprescindible para la salud del hombre, los animales y las plantas.
Su función es vital. Forma parte de la clorofila. Interviene en la formación de las proteínas, vitaminas, azúcares y glucosa. Aporta una mayor consistencia y sabor a los frutos (más dulces). Aumenta la resistencia de la planta al frío, sequía y enfermedades, su carencia provoca una clorosis o amarillez entre los nervios principales de las hojas, seguido de la aparición de unas manchas pardas.
Los primeros síntomas se presentan en las hojas más viejas que se marchitan y llegan a morir desprendiéndose de la planta, lo que llega a producir grandes defoliaciones (caída de las hojas), por lo que es conveniente aplicar abonos que en su composición lleven magnesio.
Estos son los cuatro macroelementos en la nutrición de la planta. Todos los demás se precisan en menores cantidades, aunque no por ello su función carece de importancia.
El Hierro (Fe).- El hierro proporciona a las hojas el pigmento clorofílico y forma parte de sus enzimas. Los síntomas de su carencia se detectan en las hojas por perder su color verde (clorosis férrica). Primero amarillean las hojas entre los nervios conservando éstas su color verde, siendo las jóvenes las más afectadas. En los casos muy graves las hojas aparecen casi blancas.
Para corregir la clorosis férrica es necesario aportar Reverdeciente Mess-Ferro, y Materia Orgánica que corrija la alcalinidad del suelo, evitando así que el hierro quede bloqueado por la cal. Los frutales consumen hierro en mucha cantidad, siendo uno de los elementos más importantes para un perfecto desarrollo de los frutos. Es importante comprobar que los abonos lleven este precioso mineral en su composición si queremos saborear unos deliciosos frutos.
El Boro (B).- Es esencial para el desarrollo de las plantas debido a su participación en diversos procesos fisiológicos, en especial en la formación celular de la planta. Su carencia se manifiesta en los brotes y hojas jóvenes, que se atrofian y se deforman, se agrieta la corteza o tallo, favorece la aparición de la gomosis y se malforman los frutos. Es típica la formación del acorchado en los frutos por carencia de boro. Los buenos abonos lo llevan incorporado en su fórmula.