La savia, las gomas y resinas de los árboles son sus medios naturales de defensa ante la invasión de agentes patógenos. Aunque su aspecto no es agradable, la savia que fluye de las heridas de poda no suele ser perjudicial; sin embargo, el “sangrado” excesivo puede debilitar y hasta matar los árboles.
La poda es una técnica necesaria para la correcta formación y el sano desarrollo de la mayoría de las plantas. Realmente se trata de eliminar, por medio de cortes limpios y de fácil cicatrización, todas aquellas partes innecesarias o enfermas que irán en detrimento para que del vigor en el ejemplar, para finalmente conseguir mayor esplendor o fructificación en las plantas.
Decálogo del buen podador
Para que la poda sea todo un éxito y se estimule el desarrollo armónico del árbol, se deben de tener en cuenta los siguientes puntos:
- Ramas de menos de 6 cm de diámetro: No tenga reparos en eliminarlas.
- Ramas de 7 a 12 cm: Valore antes si las corta o no.
- Ramas de más de 13 cm: Pódelas sólo si es estrictamente necesario.
- Previamente dibuje la forma en que va a podar el árbol, desde la punta hacia abajo, para que sepa qué estructura le va a dar.
- Los árboles jóvenes deben tener las ramas laterales espaciadas sobre el tronco central.
- Corte todas las ramas entrecruzadas o que se rocen.
- Las ramas laterales deben tener como máximo la mitad de diámetro que el tronco principal para evitar la competencia entre ellas.
- Corte como máximo una cuarta parte de follaje del árbol en una sola operación. No tenga prisa. Si es necesario podar más, hágalo en varios años sucesivos.
- Limpie la herida en profundidad hasta llegar a la madera sana para que quede enrasada y lisa. Emplee una herramienta bien afilada.
- Aplique sin ahorrarlo el Lila Balsam necesario para que quede cubierta totalmente la herida sin ningún resquicio, no entre ningún tipo de patógenos y pueda cicatrizar perfectamente.
Las épocas más apropiadas para la Poda
Las mejores épocas de poda suelen ser por lo general el final del otoño para las zonas con inviernos suaves y carentes de heladas, y el principio de la primavera para lugares con inviernos fríos.
En realidad, esto no es más que un antiguo axioma de jardinero; aplicando el sentido común entenderemos que, si podamos una especie sensible a los hongos en otoño, tendrá más probabilidades de enfermar, o que si podamos a principios de la primavera una planta que fructifica sobre brotes del año anterior, como es el caso del lilo, nos quedaremos sin flores este año. Lo mejor en estos casos es conocer a la especie, entender nuestro clima, y aplicar el sentido común.
Cómo podar
Existen mañas para conseguir mejores resultados, como por ejemplo, un corte limpio siempre cicatriza mejor que una zona desgarrada.
Los cortes próximos al tallo principal o tronco de la planta deberán ser paralelos al mismo, tratando de dejar la menor superficie de herida posible. Procuraremos así mismo dejar el corte lo más próximo al tronco o tallo.
Los cortes de tallos secundarios se efectuarán siempre uno o dos centímetros por encima de una yema, realizando un pequeño bisel que ayude a escurrir al agua de lluvia en sentido contrario a la ubicación de dicha yema.
Consejos de seguridad al podar los árboles
Riesgo de cortes con tijeras.- Deben protegerse las manos usando guantes para evitar las heridas fortuitas sobretodo en los dedos.
Riesgo de caídas.- Las escaleras se deben colocar de forma segura y comprobar que sea suficientemente resistente. Si son de tijera deben disponer de elementos de seguridad que impidan la apertura cuando se utilizan.
Caída de ramas y herramientas de poda.- Evitar que nadie se coloque debajo de dónde estemos podando para evitar riesgos.
Golpes con las ramas.- Es frecuente darse golpes en la cara y en los ojos con las ramas que se están manipulando. Usar gafas de seguridad.
Riesgos asociados con el frío.- Cómo la poda se realiza en invierno debe disponerse de abrigo y guantes adecuados.